González Cárdenas, Rubén
González Cárdenas, Rubén
San Pedro de Capacho (Edo. Táchira) 14.3.1875 —
Caracas 26.8.1939
Abogado y político. Hijo del ganadero Nicolás González Cárdenas y de Eufrasia Cárdenas Cárdenas. Bachiller egresado del colegio Sagrado Corazón de Jesús de La Grita, estudia derecho en la Universidad de Mérida, donde se gradúa de doctor en ciencias políticas en 1897. Ejerce su profesión en San Cristóbal, donde adquiere parte de la biblioteca de Pedro María Morantes (Pío Gil). Aunque no participa en las luchas políticas regionales, entabla amistad con Cipriano Castro, entonces exiliado en Colombia. Secretario general del presidente del estado Táchira Celestino Castro (1900-1908), es virtualmente el encargado de la administración del estado. Después de la caída de Cipriano Castro, permanece en San Cristóbal. Acusado infundadamente de participar en un movimiento conspirativo, es arrestado y enviado al castillo de San Carlos (1910); liberado a los 8 meses, se exilia en El Escobal, pueblo limítrofe con Venezuela en la frontera colombiana (1910-1917); frecuenta los grupos castristas exiliados y publica varios folletos contra Juan Vicente Gómez (El gañán de La Mulera), pero pronto se da cuenta de que el ciclo de guerras civiles en Venezuela ha terminado y que es inútil rebelarse. Marginado del círculo de exiliados, decide regresar a Venezuela con la ayuda de su pariente, Román Cárdenas, entonces ministro de Hacienda. Diputado por el estado Táchira (1919-1922), presidente de la Cámara de Diputados (1920 y 1922), ocupa el cargo de consultor jurídico del Ministerio de Hacienda (1920-1922) y redacta la interpretación de las nuevas leyes fiscales, particularmente en relación con la fiscalización de hidrocarburos. Nombrado ministro de Instrucción Pública, a raíz de la muerte de José Ladislao Andara (septiembre 1922), ejerce el cargo durante casi 7 años, hasta abril de 1929 y a partir del plan propuesto por Felipe Guevara Rojas pone en práctica una serie de reformas que definen el sistema educativo venezolano. Las leyes, adoptadas a partir de 1924 y vigentes hasta 1940, determinan las áreas de educación primaria, secundaria y normal, de instrucción superior y especial; separan la función docente de la examinadora, siendo esta última facultad exclusiva del Estado y regulan la formación así como el ejercicio del magisterio. Creador de una auténtica mística educacional, Rubén González busca mejorar tanto la formación como las condiciones de trabajo de los maestros, y designa para la dirección de los colegios federales a personalidades escogidas por sus méritos propios, sin tomar en cuenta las opiniones políticas que pudieran profesar. En 1928, crea 200 escuelas unitarias y 30 escuelas graduadas; se opone a la intervención de la fuerza pública en la Universidad Central con motivo de los disturbios de la Semana del Estudiante y reincorpora a sus cargos a todos los catedráticos apresados en esa oportunidad. Su oposición a los planteamientos del obispado venezolano acerca de la instauración de la instrucción religiosa obligatoria en los planteles educativos, lo enfrenta a las autoridades eclesiásticas y le vale la reputación de anticlerical. Ministro de Relaciones Interiores (abril 1929-julio 1931), aparece como el hombre fuerte del gobierno de Juan Bautista Pérez y dirige, de hecho, la política del gabinete, donde se acentúa la presencia de tachirenses. Prepara el proyecto de Reforma Constitucional de 1929 -que divide el Poder Ejecutivo entre el presidente de la República (Pérez) y el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas (Juan Vicente Gómez)- y reorganiza las oficinas dependientes de su despacho. Preocupado por la situación de abandono de las regiones fronterizas, establece comisarías en las fronteras e insiste en que los curas de las parroquias fronterizas, en su casi totalidad extranjeros, sean reemplazados por venezolanos; la negativa por parte del obispado de instrumentar esta última disposición crea una situación de conflicto que se acentúa, en octubre de 1929, con el incidente que causa la expulsión del obispo de Valencia, monseñor Salvador Montes de Oca. Consciente de un movimiento de reacción antiandina en los círculos de Gobierno, en una carta al general Gómez (mayo 1931), señala la gravedad de la situación política y la falta de poder real del presidente Pérez, cuya renuncia (junio 1931) resuelve la crisis. Removido un mes después, Rubén González se retira de la vida pública. Incorporado en la lista de demandados durante la reacción antigomecista de febrero de 1936, sus bienes son embargados, pero su casa es respetada.
Autor: Fundación Polar
Comentarios
Publicar un comentario