Pelgrón y Pardo y Ruiz, José María

Pelgrón y Pardo y Ruiz,   José María
Caracas 12.1.1781 —
Caracas 17.8.1845
Educador, periodista y funcionario público. Hijo de Guillermo Pelgrón, educador, y de Rosa María Pardo Ruiz. Formó parte del grupo de los revolucionarios del 19 de abril de 1810. En la etapa de la Gran Colombia fue síndico procurador municipal, vocal de la Junta Protectora de la Escuela de Enseñanza Mutua, miembro de la comisión que inspeccionó la escuela de Joseph Lancaster, y defensor de este (1824). En el período 1824-1835 escribió en los periódicos de Caracas El Observador Caraqueño (1824-1825), El Astrónomo (1825-1826), El Agorero (1827-1829), La Aurora, El Congreso y El Hércules (1835). Fue tenedor de libros, empleado de la Administración de la Renta del Tabaco, empleado de la Administración de la Manumisión de Esclavos y secretario del Congreso Provincial de Caracas, lo mismo que secretario del Congreso por muchos años. Fue amigo de Simón Bolívar, de José Antonio Páez, Carlos Soublette, los Montilla, Francisco Antonio Zea, los Ustáriz, los Salias. Fue perseguido por bolivariano al final de la Gran Colombia y estuvo exiliado algunos años en Trinidad. Se casó 2 veces; en primeras nupcias con María del Pilar Quintero, de Caracas, y en segundas, con Manuela Castro, de Barcelona (Edo. Anzoátegui). La actuación de José María Pelgrón es destacada en la sesión del Ayuntamiento caraqueño del 14 de octubre de 1824, cuando se discutía si se otorgaban los emolumentos que pedía Lancaster para continuar con la Escuela de Enseñanza Mutua o se rechazaban sus exigencias, se discutía igualmente si se aplicaba la ley, que disponía que los vecinos ayudaran al mantenimiento de las escuelas de primeras letras en caso de que las municipalidades no tuvieran fondos suficientes para hacerlo. Pelgrón pronunció un largo discurso en aquella sesión, en el cual expuso que Carlos Soublette, el ex intendente, era culpable de haber traído a Lancaster a Caracas sin saber si contaba o no con los fondos suficientes para mantenerlo tanto a él como a su escuela; el origen de los problemas económicos que confrontaba Lancaster se debía al fanatismo religioso de la ciudad de Caracas, que estaban en su contra porque no era católico; que era un privilegio para la urbe tener al señor Lancaster debido tanto a su propio prestigio como a la efectividad de la enseñanza implantada por su método y, finalmente, que debían arbitrarse fondos para sostener el plantel.
Autor: Áureo Yépez Castillo

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